sábado, 31 de julio de 2010

De una peregrina a un amigo


Sé que quiero escribir pero es tanto lo que tengo que decir que cuando empiezo me doy cuenta de todo lo que me dejo... y paro. Son tantos los momentos que han llenado mi corazón estos últimos 10 días que el simple hecho de disponerme a escribirlo me causa emoción.

He pensado que la mejor manera de describirlo todo, o de intentarlo, es dirigiendome a tí, Antonio. Has estado muy presente a lo largo de todo mi peregrinaje y especialmente en las últimas etapas. Sé que tu también has pensado mucho en nosotros y has rezado por que las cosas salieran bien, y ha sido así. A pesar de que tuvimos todo tipo de sorpresas: fiebres, otitis, reacciones alérgicas y por supuesto las ya conocidas y fieles compañeras de travesías nuestras amigas Ampollas y Tendinitis, todo ha salido bien. Pero, ¿ qué significa que todo haya salido bien? Te explico.

Todo ha salido bien a nivel grupal. Hemos conseguido llevar un muy buen ritmo caminando, los que iban peor lo hacían delante y Dani, que iba con ellos al frente, aumentaba o disminuía la marcha según cómo le parecía a juzgar por los alaridos, llantos y quejidos de sufrimiento. Ha tenido que ser muy duro para él, pero a la vez habrá sido una experiencia muy gratificante porque sé de muchos que le están muy agradecidos tanto por los ánimo como por las " broncas" que han recibido por su parte en sus peores momentos de " aquí me quedo, no puedo más".

Todas las mañanas nos costaba Dios y ayuda levantarnos, aunque poco a poco cada vez éramos más los que vencíamos a la pereza y a la comodidad y el calorcito de dentro del saco y nos lanzábamos con energía a tirar de los pies de los que aún seguían adormilados. Algún que otro día me enfadé por eso. Al fin y al cabo, todos salíamos más tarde, con el sol más alto, llegábamos más tarde al final de la etapa, comíamos más tarde y un largo etcétera de quehaceres que se retardaban en el tiempo, pero poco a poco empecé a tomarmelo de otra manera, ya que levantarme no era lo que más me costaba, quizá era mi labor despertar a los demás. Así lo asumí, y todo fue mejor para mi desde ese momento.

La primera hora de la etapa la hacíamos todos en silencio. Leíamos una reflexión que llevábamos en un librito y teníamos todo ese tiempo para encontrar en eso o en cualquier otra cosa un ratito de oración que al principio del Camino se hacía largo y tedioso pero que en las últimas etapas se me antojaba demasiado poco tiempo para todo lo que tenía que escuchar.

La siguiente media hora comenzaba lo que denominamos " el camino de Emaus". Que consistía en caminar al lado de una persona que no conociéramos, aunque llegó un momento en el que eso era realmente complicado. Para mí este momento fue otra de las grandes experiencias del camino ya que pude comprobar, etapa tras etapa, la evolución de las personas en sus conversaciones, que me demostraban que cada vez estaban mucho más metidas en ese espíritu del camino. Todos y cada uno de los caminos de Emaus que compartí me sirvieron y me llenaron, pero resalto los últimos porque pude comprobar como fluía Dios de una manera absolutamente natural. Sin más, nos encontrábamos hablando de El de una forma tan poco propia de nosotros mismos que se nos ponían los pelos de puntas al darnos cuenta. ¿ Cómo yo puedo estar hablando así? Realmente, no éramos nosotros... puede que algo así sintieran aquellos discípulos cuando descubrieron la identidad de su compañero de camino al partir el pan. ¿ Cómo no me había dado cuenta antes de lo fácil que es sentirse acompañada por El? ,¿ por qué no lo había reconocido?

El resto de la etapa se desarrollaba de manera única. Cada día era algo nuevo lo que pasaba, algo que la hacía distinta al resto y de la que sacabas nuevas enseñanzas. Obligar a alguien a cantar para que no se acuerde de su dolor, ver como una persona con los pies en carne viva anima mucho más efusivamente que tú a los demás, prestar tus palos a otros que van con tendinitis y notar que caminan mucho mejor y más rápido, encontrarte de pronto saltando un riachuelo, pasando en fila de uno por un camino estrechísimo bordeado de vegetación o envuelto completamente en túneles de altísimos árboles y salir a una abrasadora carretera donde sabes que durante kilómetros y kilómetros tus ampollas irán cociendose a cada paso. Hablar, callar, reir... y llorar.
Tengo que describirte un gran momento: el de la llegada al Monte do Gozo. Toda la etapa Carlos y Luis iban diciendo que llegarían corriendo, porque al parecer antiguamente se hacía. Yo no lo veía factible, mucha gente iba lesionada y no me parecía bien que se adelantaran para hacerlo y así se lo comuniqué a ellos. Sin embargo ellos seguían gritándolo, junto con Nacho Poza. Los 3 han tenido un papel fundamental en eso de animar a la gente.

Así transcurría la etapa cuando derrepente vimos, tras unas cuesta de arena, en lo alto, el monumento que indica que puedes empezar a gozar, porque ya has llegado. Me invadió una emoción inmensa y comprobé como a todos nos llenaba de la misma manera porque de forma espontánea nos pusimos a correr, todos, no existían las ampollas, ni las tendinitis, nada. Todos corrimos, todos subimos la cuesta y cuando llegamos hicimos un corro, nos dimos las manos y nos pusimos a gritar. Los turistas y otros peregrinos nos hacían fotos, se hacían fotos con nosotros... Belén lloraba porque lo ha pasado muy mal en este camino pero lo ha hecho como una campeona, los chicos la manteaban, ellos lloraban, yo lloraba... increíble, Antonio. No sé si soy capaz de hacerte ver lo verdaderamente INCREÍBLE que fue.

A nivel personal todo ha ido muy bien. He hablado, callado, reido y llorado mucho. He hablado o lo he intentado con todos y cada uno de mis chicos de confirmación. Me he intentado acercar a sus situaciones de vida en todos los ámbitos: familia, amigos, amor, fe. He aprendido muchísimo de todos ellos y he incrementado las ganas de seguir haciendolo. Son personas muy especiales para mi, Antonio, y me emociona sentir que de alguna manera yo también lo soy para ellos. ¿ Sabes cuál es la sensación de cuando te van a hacer un regalo? Ves que un ser querido se acerca con una bolsa, dentro va un envoltorio... ¿ qué será? lo abres, poco a poco, y cada vez te sientes más emocionada, aumenta también el nerviosismo... algo así siento yo con ellos. Es un regalo que se me ha concedido poder conocerlos y cuidarlos en la medida de lo posible y lo mejor es que creo que aún no he sacado el regalo siquiera de la bolsa.

He compartido unos momentos inolvidables con las otras 3 ancianas de pocos días y de mucha sabiduría. Hemos reforzado lazos y hemos vuelto a sentirnos unidas y necesarias las unas para las otras. Somos tan distintas y a la vez nos entendemos tan bien, es fantástico y misterioso. No puedo hacer otra cosa que dar gracias a Dios por haberlas puesto en mi camino, en el de mi vida y muy especialemente estos días en el de Santiago.

Las últimas etapas las hicimos coincidiendo con Oscar, desde Arzúa. También este hecho ha conseguido darle un color distinto al camino. Al no tener cura, se notaba al principio que algo faltaba, pero ese hueco se llenó a partir de ese momento. Nos sentimos muy agusto con los chicos con los que hacía el camino Oscar y también compartimos momentos muy especiales con ellos.

He echado mucho de menos a David García y a Julián. Me acordaba de ellos todos los días. Imaginaba cómo reaccionarían ante tal o cual situación y poco a poco fui cayendo en la cuenta de que quizás ellos no estaban porque así tenía que ser, porque de esa manera yo estaba aprendiendo también mucho. Como tú, que tampoco estabas... Cuando llegamos a Santiago, en la tarde de tiempo libre, me senté con Carlos en el suelo, en la plaza del Obradoiro, delante de la catedral, para leer algunas de las historias de tu libro que estaba en una mesita en el hogar de peregrinos de los franciscanos. Al hacerlo, ambos nos emocionamos. No olvidaré nunca ese momento. Estaba en Santiago, al fin, con todo lo que eso había significado días atrás, sentada con una de las personas que más quiero en el mundo, con la que he vivido también muchos de esos momentos, llorando al recordarte. Con la respiración entrecortada le pregunté a Carlos si alguna vez había imaginado cómo hubieran sido las cosas si tú no te hubieras ido. El supo contestarme justamente con lo que necesitaba oir, porque aunque él mismo lo dude, siempre sabe hacerlo. Siempre me da lo que necesito, la palabra, el gesto exacto. Me dijo que no teníamos que ser egoístas porque tú eras feliz, que mejor pensásemos qué hubiera sido de ti si no hubieras dado el paso de cambiar de vida y de meterte en el Monasterio. De nuevo llego a la misma conclusión: no estás porque quizás no tienes que estar, no físicamente. Sigo aprendiendo de ti, de tu manera de actuar y de tu sabiduría, de tu fe, aunque tú no estés con nosotros.

Recordé con mucho cariño el momento en el que te conocí en el Monte do Gozo. Cuando estábamos todos y apareciste con Julián y con Oscar. Rememoré ese momento en el mismo lugar. Cuando nos dijeron que serías nuestro nuevo párroco y uno a uno nos fuiste preguntando cómo nos llamábamos y dándonos dos afectuosos besos. Hablé con Laura Guadalupe y me dijo que se acordaba perfectamente de lo que le dije: " ¿te has fijado? solo lleva una cruz de madera colgada al cuello"...

Y finalmente llegué a Santiago. Todos llegamos. Llegamos cantando efusivamente. Cuando entre los edificios se vio una parte de la fachada de la catedral Gema gritó como una loca para que todos la siguiésemos, y las lágrimas se me escapaban de los ojos al igual que a Carlos, a mi derecha: " Mira Santiago que ya está aquí, qué cerca está, ya voy a llegar, con un montón de amigos".

Y justo antes de entrar en la plaza nos paramos, nos cogimos todos de las manos, y así aparecimos, uniformados con unas camisetas azules en las que quedaba para la memoria inscrito ( regalo sorpresa de unos pocos que lo mantuvieron en secreto hasta el último día): Camino de Santiago 2010, 19-29 julio.
Ahora estoy de vuelta, en Madrid. Mañana mismo empiezo mi rutina, a estudiar para septiembre. Puedo decir que han acabado mis vacaciones. He acabado el Camino de Santiago... pero empiezo otro camino, lo sé. No sé qué me depara el futuro porque me doy buena cuenta de que aún no soy consciente de todo lo que me ha dado esta experiencia. Poco a poco lo iré descubriendo porque no pienso dejar de buscarlo. De momento tengo una extraña sensación porque siento que he conocido lo extremadamente feliz que se puede ser con muy poco y necesito transmitirlo, hacerselo ver al mundo, a un mundo tan lleno de cosas que sobran y tan falto de otras que hacen falta y de lo que ahora mismo, Antonio, reboso.

Necesitaba escribirte esta historia porque ahora que leo tu libro... creo que también cura el alma. La he publicado también en mi blog, por si de esta manera yo también consigo curar el alma de los demás como tú lo haces.

1 fuerte abrazo.




martes, 13 de julio de 2010

Perdidos en el corazón de la grande Babylon


Llamadme romanticona, antigua, yayuna o como queráis, pero en cuestión de relaciones más allá de la amistad soy muy a la vieja usanza. Y es que he podido comprobarlo este fin de semana cuando ante mi se desplegaba todo un espectáculo circense de monitos de feria y payasetes intentando asombrar a cualquier espectadora que se les pasara por delante o que, peor aún, pretendían llevarse de calle sin tan siquiera haber actuado, así, por la patilla y por sus caras "bonitas".

Aun me indigno al recordar la denigrante imagen de dos machos cabríos echandose a suertes a dos chicas. Ciertamente, suerte tendrían si hubieran conseguido algo con ellas porque habiendo caído tan bajo cualquier mujer estaría muy por encima de ellos.

Todo esto me hizo rememorar aquellos quince años, cuando lo extraño era no estar rodeada de este especimen de baboso-ansioso de lo que por aquel entonces era meter mano a secas y ahora, con veinte,meterla más en húmedo.

Pero sobre todo esto predomina en mi un reconfortante orgullo porque cuento con los dedos de una mano, y me sobran, las veces que he caído en esta mentira de sentirte especial por lo que en ese momento consideras " un triunfo". En absoluto es así. Ser una más no es ningún mérito, es más bien el camino fácil, el más corto hacia una satisfacción momentanea.
Ni que decir queda que esta forma de actuar no es exclusiva de los hombres pero,puesto que soy mujer,es lo que me ha tocado vivir y sobre lo que sé escribir de forma más fidedigna ( esta frase solo es para que los hombres no se alteren... jajaja).

Así pues y a modo de conclusión, a mi forma de entender loverdaderamente valioso es conocer a la persona, descubrir algo que te engancha y poco a poco descubrise, enganchar, y así a lo largo de un recorrido infinito que difiere para cada uno y a la vez es idéntico para todos porque, al fin y al cabo, buscamos lo mismo. Es nuestra particular cinta de moebius.




Al menos esto es lo que a mi me llena... será que me estoy haciendo mayor.

lunes, 5 de julio de 2010

En el muelle de San Blás


No estudio nada que tenga que ver con la conducta humana, pero siempre he sentido una fabulosa admiración por estos temas. Me apasiona conocer a las personas, adentrarme en su ser y escudriñar sobre aquello que le preocupa. Juego a adivinar lo que necesita el otro aunque apenas acierte, cultivo con mimo mis relaciones y me sorprendo cada día aprendiendo algo nuevo de otra persona.

A esto llevo dedicando parte de mi tiempo desde hace unos cuantos años, cuando empecé a tomar conciencia de que era algo que me llenaba y que tenía que hacer. Desde entonces puedo decir que he descubierto, a través del acompañamiento y de la escucha, emociones palpitantes, tristes historias que me han llenado de lágrimas, experiencias vitales que me han colmado de sonrisas. De entre todo esto, hay algo, un sentimiento, que he podido comprobar que pesa sobre los hombros de muchas personas, que lo cargan durante ciertos momentos de su vida a través de etapas más cortas, en unos casos, o de caminos largos y escarpados en otros tantos. La soledad...


Hasta ahora puedo decir que no me he sentido sola. He tenido muchos momentos de soledad, pero han sido elegidos por voluntad propia. Siempre me ha gustado dedicarme mi tiempo, sentirme "sola" a la hora de tomar ciertas decisiones que sé que me harán madurar y crecer como persona. Pero no vengo a hablar de ese tipo de soledad ahora mismo.


Lo que por circunstancias concretas ( que no son propias, que nadie se preocupe) me viene preocupando desde hace ya unas cuantas semanas, es la soledad impuesta. Siempre he pensado que no estamos hechos para vivir solos. No sé si la vida perfecta se desarrolla en pareja, en trío o rodeado de una multitud, pero si que entiendo que una persona no es feliz si no tiene amor, más concretamente alguien que lo ame y a quien amar.


Cuento con pocos años, puede que cambie de opinión y termine viviendo sola en un piso, tan agusto, pero a mi corta edad he comprobado que hay ciertas aptitudes que se repiten. Hace nada leí que no es posible, en el mundo de la psicología, encuadrar a personas completamente dentro de un marco ya estipulado pero que, sin embargo, si que se puede hacer con conductas, de una forma más concreta. Pues yo, jugando a ser psico-analista, me he dado cuenta de que las personas que viven de forma intensa lo que en esta entrada entiendo por La soledad, sufren trastornos, se obsesionan y poco a poco se incapacitan a sí mismos para salir de ella. He observado cómo una persona, o varias, incluso diré que muchas, con falta de cariño idealizan el amor y lo buscan ansiadamente, como si encontrarlo fuera el único objetivo por el que merece la pena seguir adelante, cómo en esa búsqueda encuentran "falsos amigos" que les dicen al oído de qué manera solucionarán todos sus males y que lo único que hacen es desviarlos hacía caminos mucho más oscuros y sin salida...


Y lo peor de todo, me he visto incapacitada para dar una solución a alguna de estas personas, porque precisamente a ellas, a las que más lo necesitan porque son las que más solas están, no las he sabido acompañar.

jueves, 1 de julio de 2010

"No sé con qué armas se luchara en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas"

Cuando Einstein divagó acerca de lo que hoy conocemos como teoría de la relatividad, tras desplegar una fuerte artillería pesada en cuanto a matemática se refiere con conceptos tan abstractos como el álgebra vectorial y tensorial o la mecánica relativista, llegó a conclusiones increíblemente prácticas a las cuáles se recurre desde entonces para el desarrollo de una nueva física. Entre ellas, consiguió resumir en apenas un puñado de letras, símbolos y números lo que hoy en día puede considerarse como una de las fórmulas más conocidas para el ciudadano de a pie, después de la típica F= ma, que me río yo del que pensó que ahí se quedaba la cosa sin saber que la Mecánica II de aeronáuticos se desarrolla, práctica y únicamente, alrededor de esa inofensiva expresión... a lo que iba:

Energía en reposo = Masa × (Velocidad de la luz)2 E= mc2

Pues bien, esto no se trata de un escrito científico. Ni siquiera pretendía hablar más de la persona de Einstein ( eso lo haré en otro momento, lo merece). Empiezo hablando de esto porque en su día, entre tantas cosas que he leído acerca de su persona, encontré ( ahora no lo encuentro) una frase que pronunció tras llegar a la susodicha. Venía a decir algo así como " que se la había inventado". Entendí de ello que no se trataba de una descripción de la realidad, como muchos creen, sino de algo que, milagrosamente, se ajusta a lo que hoy entendemos por realidad y que quizá mañana no lo haga."Los conceptos y principios fundamentales de la ciencia son invenciones libres del espíritu humano."

Y en torno a esto cavilaba yo esta tarde, cuando me dio por pensar acerca de cuál sería la fórmula que hoy cambiaría el modo de pensar y de actuar de nuestra sociedad. No soy ninguna Einstein, aprendí a hablar a una edad normal, él no pronunció sus primeras palabras hasta los 3 años, y hasta los siete repetía cada frase dos veces, una para los demás, otra para sí mismo, así que deseché la idea de que mi descubrimiento ( o mi invención) se produjera en el campo de la ciencia.
Pero entonces, ¿ en cuál? Veamos, ¿ qué es lo que la gente busca? Son tantos los problemas, tal la negatividad que colma nuestras mentes... no lo dudo, la gente busca EVASIÓN. No me preocupa en absoluto que esto sea así, es más, creo que saldré enormemente beneficiada de ello, será mi baza. ¿ Cómo lo haré? Fácil. Les haré creer que sus problemas son menores porque los de otros son mayores. Es más, soy tan retorcida que hasta buscaré provocar sonrisas. Eso es, suena perfecto, que se rían del mal ajeno, me encanta. Divorcios, drogas, fama, insultos, violencia, maltrato, infidelidad, enemistad, mentiras, un bombardeo, todos los días, en horas centrales, después de comer, que tras la digestión nos llega menos sangre a la cabeza, o después de cenar, en esas horas de agotamiento físico y mental, finalizando lo que habrá sido un día de mierda, o quizás no tanto, que el de Fulana ha sido peor, ¡ y encima es puta!
Ya está cerrado. Puede que no sea tan complicado encontrar nuevas fórmulas que nos ayuden a evolucionar como personas. Solo me queda reunirme con un grupo de expertos, para concretar más las líneas generales expuestas.



Acabaré con el que empecé y una de sus frases:
"El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón."






http://percusionretiro.blogspot.com/
Y ESTE DOMINGO, A LAS 18,30h TODOS PARA EL RETI, QUE SE NOS OIGA: MÚSIKA EN LAS KALLES!

jueves, 24 de junio de 2010

Desde tiempos negativos


Llevo un tiempo sin pasarme por aqui y llevo un tiempo queriendo hacerlo. Ultimamente me planto delante del ordenador, abro el blog y me pongo en actitud de añadir una nueva entrada pero al final no lo hago. ¿ Por qué? Porque solo se me ocurre hablar de una cosa y a la vez me resulta raro y contradictorio hacerlo. Ver la última entrada y acordarme de la muerte de mi abuelo, pensar en la que quiero escribir y en el nacimiento de Marcos, mi sobrino.

Dos experiencias recientes tan esenciales en un espacio de tiempo demasiado corto. Pienso en mi abuelo, pienso en Marcos y pienso en el tiempo, en su paso por la vida hacia la muerte, en su principio y en su fin, divago y recuerdo algo que leí hace no mucho y que intentaré resumir en unas líneas, aunque sé que no quedará muy bien explicado: las partículas del universo nacieron en tiempo t=0, surgieron de la nada, comenzaron a existir, ¿ por qué? no podemos entenderlo, no podemos saber qué pasaba anteriormente pero... ¿ y si vamos más atrás? quizá ya existían interacciones entre partículas anteriores a t=0, pero de signo negativo. ¿ Cómo las observaríamos? desgraciadamente, no podemos, pues su luz queda difundida en tiempos cercanos a t=0. Sin embargo, la radiación pasa a nuestra mitad, aunque difusa y se la puede observar. Esta radiación recibe el nombre de "fondo de microondas". Así, lo que nos pasa, a nuestro lado, dependería de la situación del otro lado, de la " superficie de masa cero", supuesto origen del Universo.

No pienses que entiendo todo lo que he escrito, pero tengo que reconocer que, cuando lo leí, una vez más, caí en la cuenta de que vivo, de que vivimos, rodeados de misterio, que en ocasiones es de tal magnitud que me acongoja, pero hasta eso me emociona.

Miro a Marcos, dormido, ajeno a todo lo que me hace pensar su llegada, a lo maravilloso que resulta que mi mano haya estado posada sobre la barriga de mi hermana durante 9 meses en cada una de las oportunidades que he tenido de sentir uno de sus movimientos, y que ahora está ahi, arropado en su moisés azul,ahora puedo tocarlo y está suave.

Es el comienzo de una vida, la continuación de la mia a su lado. Espero aprovecharlo, porque, por si quedan dudas, el tiempo pasa.

viernes, 9 de abril de 2010

A Rafael Moreno Martínez


Remolino de sentimientos, tormenta de sensaciones. Eso es lo que ha sido para mi el transcurso de estos días. Se me acumulan imágenes, momentos, gestos que me presionan en la parte superior de la cabeza, como si lucharan por escapar, por dejar de estar contenidos y volar, volar alto y alcanzarte allí donde tú estás ahora para así poder rodearte del inmenso cariño que siento por ti y por todo lo que tú significas.

El padre de mi padre, el hombre que tantas mañanas lo ha acompañado allí en el taller, sentado a su lado, en un silencio repleto del amor que siempre le has tenido. El abuelo que tantos buenos momentos le ha hecho pasar a mis hermanas y a mis primas en ese grueso capítulo de sus vidas "mojándose el culo" en la playa de Gandía, como a ti siempre te gustaba decir. Mi abuelo, porque a pesar de no haber tenido la oportunidad de disfrutarte de la misma manera que mis hermanas, si he podido escuchar de tu boca cantidad de historias llenas de vida... de una vida feliz, de una vida que hoy se da por concluída y que da paso nuevas generaciones como bien quedó demostrado ayer en los preciosos pucheritos de tu biznieta de 20 días y en los alborotados movimientos de Marcos en la tripa de mi hermana Elena.

¿ Sabes? hay dos cosas que persisten en mi mente desde que conocí la noticia de tu fallecimiento. Una de ellas son los besos que te daba. Me encantaba hundirme en tus mejillas, incluso cuando ya no había carne en la que hundirse, y darte muchos besos seguidos. Es algo que no suelo hacer. La mayoría de los besos conllevan implicitamente la reciprocidad y cuando somos besados nos precipitamos a besar sin saborear plenamente el regalo recibido. Tú, en cambio, te quedabas quieto mientras yo intentaba plasmarte repetidamente lo mucho que te quería, inscribirlo en tu ser. Ahora cierro los ojos y pienso en ese momento, y siento que lo hago, que lo seguiré haciendo.


El otro pensamiento ya está escrito entre líneas, pero lo resumo en este pasaje evangélico:

«Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver.»
Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: "Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver" y "Me voy al Padre"?»
Y decían: «¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir.»
Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: "Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?"
«En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.

(Jn 16, 16-20)



No te olvido, mi yayo.

domingo, 4 de abril de 2010

Perdoname, porque no sé lo que hago


Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?» (Jn 18,10-11)

Alrededor de esta frase han rondado muchos de mis pensamientos durante esta semana, porque si algo he tenido es tiempo para pensar y tiempo para indignarme viendo escenas ridículas en las que esos que se hacen llamar defensores de la patria vestidos con sus mejores galas levantaban de manera fervorosa a su Cristo de la buena muerte. ¿ Quién les vino con el cuento de que el fin justifica los medios? Ellos no cargan con ningún Cristo, ellos cargan con sus propias cruces, porque ningún Cristo les pide que desenvainen.

Y es que, si volviera... si entrara en nuestros templos... creo que volvería a tirarlo todo por el suelo... y todos volveríamos a echarnos las manos a la cabeza y pensaríamos, ¿quién es ese que se atreve a hacer lo que hace y a decir lo que dice? y gritaríamos sin ningún remordimiento todos a una eso que escuchamos en semana santa y que tanto nos duele. Sí, de mi boca la primera saldría: " crucifícalo", porque no hemos aprendido nada o hemos aprendido tan poco que nos hemos montado una feria de gestos y rituales sin sentido, vacíos de contenido.

Estoy vacía y solo me queda la fe, la fe desnuda de políticas e intereses, eso es lo único que me llena.



Aquí dejo una nueva imagen de hipocresía... con esto NO comulgo.