miércoles, 3 de diciembre de 2014

SILENCIO




¿Quién soy?
¿Cuánto de mi he de dejar morir?
En la frialdad de la rutina,
allí, me preocupo.
Al calor de tu Palabra,
aquí, me pregunto.
Que llueva,
que llueva y no pare.
Que salga yo a mojarme,
que la sequía agotadora
con tus gotas se calme.

¿Quién eres?
Unos dicen, otros cuentan,
eres más que lo que digo,
más de lo que cuento,
te vivo y eres nuevo
cada día
más allá de respuestas aprendidas.
Sí, eres la Vida.
Me acompañas, me abarcas,
me llevas.
Me compones, me inundas,
me elevas.
"No te perdí
porque estabas dentro".
Desde dentro hacia fuera
fluyes y entrelazas.
El latir desenfrenado
tu voz lo acompasa
al tiempo de lo eterno.
En el silencio de una mirada
de recién nacida
te encuentro,
y Tú naces cada día
con la originalidad de Creador
y yo buscándote en modelos
y tú susurras la palabra
AMOR.

Has transformada lo más hondo,
te he prestado una linterna
y, con ella,
has iluminado mi vergüenza
más oculta,
me has obligado a decidir,
a descartar mi apego,
a pedir perdón,
a decir te quiero.
He perdonado con el alma
y cuando mi alma dormía
al perdón
tu amaneciste despierto
y diciendo: " ahora es el momento".

Y río y sonrío,
que los ángeles me oigan.
Gracias, Señor, por el silencio,
por el leve tintineo
que resuena dentro.
Gracias por compartir
esta mañana.
No te vayas lejos.
Te necesito.
Te quiero.