Habláis.
Escucho.
Mentís.
Callo.
Y el silencio quema
pero ya nada arde
porque esnifáis cenizas del pasado,
vivido o contado.
Se oscurecen las mentes.
Habláis.
Escucho.
Mentís.
Escribo.
Basta
de podar vástagos
alcanzables e inocentes.
¿La vida es para los pudientes
de tronos eternos?
Morís por Poder.
Gritáis ¡muerte!
de aquel que un día,
que una vez.
Libres de mancha vosotros,
traicionados,
vuestros sudores
mal pagados:
pobres,
lástima.
Incomprendidos
víctimas
de manos no tendidas
en el momento adecuado
a la hora solicitada.
Y miro su ser
y siento
silbante
la brisa doliente.
Puro
conflicto
interno
permanente.
Odio,
rabia,
venganza.
He visto esto antes
no hay paz en sus almas.
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miércoles, 23 de abril de 2014
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