sábado, 8 de agosto de 2009

Y darte gracias, por siempre gracias...



Ya estoy aquí, en este acalorado Madrid de agosto. Ya se han acabado mis vacaciones, mi estancia en esas tierras que tanto me han dado durante el pasado mes de julio y que, espero, sepa transmitir en estas líneas.
Galicia...La Lanzada, allí, en ese saliente que le arrebata una porción de inmensidad al mar. Allí donde mirar al cielo significa sentirte tan pequeña en comparación con las miles de estrellas que ves y millones que no ves, y a la vez tan grande, tan afortunada de poder verlas...o no verlas. Porque el misterio de lo desconocido me inquieta, la sensación de saber que floto en eso que llamo Universo me encoje el corazón pero al mismo tiempo me lo ensancha. Descubrir que esas escaleras al lado de nuestra querida casa bajan directamente al acantilado y contarte este remolino de sentimientos en una de las noches más estrelladas que nos fueron concedidas mientras el mar nos cuenta que no cesa, que sigue ahi...insufla en mi corazón ensanchado por el interrogante de la infinitud ese soplo de aire fresco que más tarde, cuando me toque rememorarlo, decido llamar felicidad.
Gracias al cielo por llorar en esos días grises tan necesarios que revolvieron el mar y marearon mi interior tan acomodado en los días clareados,porque la dificultad forma parte de esta aventura, y no la dificultad en sí misma, sino salir de ella... gracias por las noches oscuras, por tu noche oscura bajo cielo estrellado, por tu noche oscura del alma, aventurero, explorador de caminos que la iluminen. Porque crezco con cada una de tus palabras y con cada uno de tus silencios...
gracias a la risa, a los llantos, gracias a las personas que me llegan y a las que llego...gracias por mi vida, por lo que me toca vivir, porque de ella extraigo la base sobre la que edifico esta humilde morada a la que estáis invitados, eso sí, saludo de entrada obligado: PAZ.
Y ahora un Salmo precioso... es lo único que me queda después de vaciarme como lo he hecho :)

Salmo 23
El Señor es mi pastor,
nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar
y a donde brota agua fresca me conduce.
Fortalece mi alma,
por el camino del bueno me dirige
por amor de su Nombre.
Aunque pase por oscuras quebradas,
no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo,
tu bastón y tu vara me protegen.
Me sirves la mesa
frente a mis adversarios,
con aceite perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.
Me acompaña tu bondad y tu favor
mientras dura mi vida;
mi mansión será
la casa del Señor
por largo, largo tiempo.

1 comentario:

Maderadeolivo dijo...

El otro día, aburrido como estaba en casa, pasando este calor de Agosto, me puse la pelicula de Moulin Rouge, para recordar viejos momentos y echar alguna lagrimita (uno que es un romántico), y escuché esta frase que me emocionó y en verdad es la conclusión de la película:
The greatest thing you'll ever learn is just to love and be loved in return.
Sólo la quería compartir contigo, Sandra, porque me parece precios, y es en definitiva para lo que estamos aqui, para aprender el amor de Dios y amarle y darle gracias por todo, como tú haces.
Un besazo, guapa