domingo, 4 de abril de 2010

Perdoname, porque no sé lo que hago


Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?» (Jn 18,10-11)

Alrededor de esta frase han rondado muchos de mis pensamientos durante esta semana, porque si algo he tenido es tiempo para pensar y tiempo para indignarme viendo escenas ridículas en las que esos que se hacen llamar defensores de la patria vestidos con sus mejores galas levantaban de manera fervorosa a su Cristo de la buena muerte. ¿ Quién les vino con el cuento de que el fin justifica los medios? Ellos no cargan con ningún Cristo, ellos cargan con sus propias cruces, porque ningún Cristo les pide que desenvainen.

Y es que, si volviera... si entrara en nuestros templos... creo que volvería a tirarlo todo por el suelo... y todos volveríamos a echarnos las manos a la cabeza y pensaríamos, ¿quién es ese que se atreve a hacer lo que hace y a decir lo que dice? y gritaríamos sin ningún remordimiento todos a una eso que escuchamos en semana santa y que tanto nos duele. Sí, de mi boca la primera saldría: " crucifícalo", porque no hemos aprendido nada o hemos aprendido tan poco que nos hemos montado una feria de gestos y rituales sin sentido, vacíos de contenido.

Estoy vacía y solo me queda la fe, la fe desnuda de políticas e intereses, eso es lo único que me llena.



Aquí dejo una nueva imagen de hipocresía... con esto NO comulgo.


1 comentario:

J dijo...

Qué difícil, verdad? pero a la hora de rezar debo pensar en las palabras exactas de Jesús, e interpretarlas desde el Espíritu... "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen". Por encima de todos los desmanes, despropósitos, abusos, etc está la infinita misericordia de Dios "Perdónales, porque por encima de sus idolatrías o de sus condenas, está mi amor por ellos"
Yo tampoco comulgo con eso (ni con muchas más cosas que yo mismo hago o digo), pero hace tiempo que intento hacer el ejercicio de ser comprensivo... aunque no comprenda. No lo comparto y diré y repetiré hasta la saciedad que Dios no quiere eso (ni darse de latigazos, ni atarse, ni clavarse, ni...) pero Dios los quiere y los acepta como son, como somos, como soy...
Por eso resucitó: por ellos, por ti y por mí. Y sólo pensar en eso, me embarga una emoción indescriptible... es la pregunta de siempre: moriría yo por Él, por ellos?? casi seguro que no... y aún así me ama, se pone de rodillas, me lava los pies y me dice "tranquilo, ya morí yo... tú haz lo que puedas"
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN, Sandra... siempre a tus pies, joven maestra.