Por más que busco no las encuentro, se esconden bajo esa inmensa nube de... llamémoslo estrés.
Hace unas horas pasaba mis últimos momentos en Collado, con vosotras, mis chicas. Allí donde el cielo siempre está despejado, el lugar del que tanta pena nos da despedirnos siempre... pero este año no he llorado. No he llorado porque he pensado que Collado sin vosotras no tiene sin sentido y tarde o temprano ( más bien temprano) todas volvemos a Madrid, donde por suerte o por desgracia vivimos todas.
Y es que miento cuando digo que en el cielo de Madrid no se ven estrellas. Si nos fijamos y prestamos atención siempre encontraremos una lucecilla que se resiste a ser ocultada y que me ayudará a recordar esta fotazo que nos hicimos aquel día las cuatro. La estrella que une cielo y tierra y por supuesto, que une nuestros corazones en esos momentos en los que no pueden estar juntos en Collado aunque tarde o temprano ( más bien temprano) vuelvan a estarlo.
Os quiero Sonia, María y Carol.