Archivo del blog

domingo, 6 de enero de 2008

Ay Lulú, Lulú...


"Me pedía constantemente que abriera los ojos y que le mirara, pero yo no podía hacerlo, sobretodo cuando mi sexo comenzaba a hincharse, a engordar a un ritmo escandaloso, y me imponía la estúpida obligación a estar a solas, a solas con él, para poder advertir con precisión su grotesca metamorfosis, de todas maneras lo intentaba, intentaba mirarle, y abría los ojos, y le encontraba allí, la cara colgando sobre la mía, la boca entreabierta, y veía mi cuerpo, mis pezones erguidos, largos, y mi vientre que temblaba, y el suyo, veía cómo se movía su polla. cómo se ocutaba y reaparecía sin cesar más alla de mis pocos pelos supervivientes, pero el mero hecho de ver, de mirar lo que estaba sucediendo, aceleraba las exigencias de mi sexo, que me obligaba otra vez a cerrar los ojos, y entonces volvía a escuchar su voz, mírame, y si me obstinaba en mi soledad, notaba también sus acometidas, mucho más violentas de repente, de nuevo hirientes, por no abrir los ojos, dejaba caer sobre mí todo el peso de su cuerpo, resucitando el dolor, moviéndose deprisa y con brusquedad hasta que le obedecía, y abría los ojos, y todo volvía a ser húmedo, fluido, y mi sexo respondía, se abría y se cerraba, se deshacía, yo me deshacía, me iba, sentía que me iba, y dejaba caer los párpados sin darme cuenta, para volver a empezar. Hasta que una vez me permitió mantener los ojos cerrados y me corrí, mis piernas se hicieron infinitas, mi cabeza se volvió pesada, me escuché a mi misma, lejana. pronunciar palabras que solo sería capaz de recordar a medias, y todo mi cuerpo se redujo a un nervio, un solo nervio tenso pero flexible, como una cuerda de guitarra, que me atravesaba desde la nuca hasta el vientre, un nervio que temblaba y se retorcía, absorbiéndolo todo en sí mismo...."
(Fragmento de "Las edades de Lulú", de Almudena Grandes)

No hay comentarios: